" Eran ya las 6:00 pm. Después de asistir a clases a la universidad, trabajaba 1 hora como profesora en la preparatoria de a lado (1). El aula suavemente, se iluminaba con el atardecer que entraba por las ventanas. Vacío. Todos ya se habían ido a casa. No tenía un auto, asi que debia tomar un autobús. El único en su ruta , con un tiempo de alrededor de 1 hora 24 minutos para volver a su punto de salida. Tomé mi portafolios, debía apresurarme.
Atravese la entrada de la escuela, de nuevo, lo encontré: La misma ropa de aquella fotografía. Camisa gris y algo de negro. Una mochila en la espalda, caminando con las manos en los bolsillos. Algo formalmente informal. Acaban de terminar sus labores universitarias, se dirigía a su hogar.
Un saludo. Se lo devolví. Algunos de sus amigos lo llamaban a lo lejos. Él era una persona muy social. Continúe mi camino. Llegué a una parada a esperar el transporte. Pasaron varios minutos. Muchos. Nada. Recibía llamadas de mi madre, una tras otra. Preguntaba mi localización y el porqué de mi retraso, como si fuese la encargada de las líneas de autobuses urbanos de la ciudad y los regañase por dar un pésimo servicio.
"No te creo, date prisa".
Decía. Y colgaba. El grupo de alumnas de preparatoria que se encontraba detrás , se burlaba de mi entre murmullos. Sus padres las recogían en autos ostentosos, una tras otra se marchaban.
Estatus: Sin esperanza. Pero esperando...
Oscurecia. De repente un auto bastante ruidoso, con música horrorosa, se detuvo en seco delante de nosotras (2). Haciendo que sus pasajeros se lastimaran de inmediato.
- ¡¡¡Eso dolió!!! Más que cuando ella se desvaneció (3). Tsss!! Tengan mas cuidado!! Aquí me bajo...
Él salio del auto. Entre risas y sobando su cabeza. Se acercó a mi:
- ¿No te haz ido? Creo que yo caminare. Me queda bastante cerca. Deberías hacer lo mismo.
Nos encontrábamos en un lugar algo elevado. Con vista a un largo y extenso boulevard. Sin señales del autobús. Él fue a despedirse de sus amigos, en eso rápidamente , me escabulli. Mi casa quedaba a media hora a pie. Rumbo al horizonte. Las calles estaban vacías, el viento movía los árboles y los obligaba a dejar caer sus hojas, como en otoño. Los últimos rayos de sol hacian vibrar el verde de sus copas.
Por alguna extraña razón, comenze a cantar. Solo para mi. La lluvia de hojas era tan tentadora que bailaba y giraba, intentando alcanzar las ramas apenas con la yema de mis dedos.
Un crujido. Hojas secas quebrandose. Detrás de mi, él estaba ahí. Con la sonria a medias, en su mejilla derecha y las manos aún en los bolsillos. Una risa nasal:
- ¿Que rayos crees que haces?
Tenía tiempo siguendome, más bien, tomamos el mismo rumbo y no me había dado cuenta...
Caminamos juntos un rato. Hablabamos. No recuerdo de qué exactamente. Pocos minutos después, llegó a su destino. Se detuvo frente a una oficina en ruinas.
- ¿Quieres pasar?
Con una risa nerviosa y preocupada, respondí:
- ¿Eh? No lo sé. Un rato, supongo...
- Bien. Pero, no me hago responsable de lo que suceda ahi dentro...
Me miró. Muy serio. Y yo, con cara de espanto, tragué saliba y asenti con la cabeza. Entrar en lugar como ese, con alguien que pronuncie aquello, es de pensarse. No lo hice. Luego de atravesar aquellos escombros, lo entendí: detrás de aquel viejo edificio, habia una jungla. Árboles plantas pequeñas, flores de varias especies y colores, ocultaban una hermosa casa tradicional (4).
Cruze la puerta principal, me topé con un comedor gigante de madera, me topé con su familia:
- ¡Ya llegué Ma!
Su madre, en la cocina. Su padre a la mesa, comia la cena. Charlaba con sus hijos: Dos gemelos, los mayores. Le seguía Él en edad menor, luego sus hijas de 12 y 8 años aproximadamente.
- Buenas... Tardes...
Alze mi mano nerviosamente, no habían notado mi presencia. Su expresión: impresión.
- Muy buenas tardes señorita, un placer. Pero sientese, este ni modales tiene, ¿le gustaría cenar?
Con un gesto de risa molesta, Él sacó una silla de debajo de la mesa y me la ofreció de forma cortés. Se sentó a mi lado. Su cena ya servida, un abundante caldillo y bastante pan a un lado, comenzaron a ser devorados por su hambre. Habia tenido un pesado y largo dia de clases. Hablaba con su padre, mientras sus hermanos se dedicaban a burlarse de el por mi sorpresiva visita. Yo reia. En verdad, no me importaba. Eso me parecía, una familia ejemplar.
- Me parece ridículo que ella quiera pasar dos horas esperando y luego dos horas más viajando en autobús.
Engullia algo de pan, con la boca llena, continuaba:
- Deberías caminar. Te queda a 20 minutos tu casa. ¡Podrían pasar millones de años y ella seguiría ahi!
Más pan.
- Probablemente el algún otro universo, eres un dinosaurio de millones de años esperando un camión que nunca llegó...
Estatus: a punto de golpearlo en la cabeza... Probablemente, castigada por llegar tarde a casa...
(1).-Profesora, ¿de qué? Ni idea. Nunca me agradó tomar esa vocación.
(2).- Probablemente era música reggaetón. La odio.
(3).- Parece una referencia a un golpe en la cabeza que sufrí hace un par de meses.
(4).-En mi país, México. Tal vez agregue un ejemplo después.